¿Quién es el más fuerte y mejor?
A reflection for the 11th Sunday in Ordinary Time, Year B. The readings are Ezekiel 17:22-24; Psalm 92; 2 Corinthians 5:6-10 and Mark 4:26-34.
Hoy celebramos el dia del Padre, pero el tema que nos consume es el Mundial.
Me encanta preguntarle a la gente a quien le va en el Mundial. Obviamente en Panamá todos queremos que Panamá gane, aunque sabemos que no es posible. Pero tenemos esperanza.
Pero después que descalifiquen a Panamá, ¿a quién le vas?
Siempre que pregunto hay dos tipos de respuestas. Hay el grupo de gente que apuestan por los mas fuertes y los mejores – los que de verdad pueden ganar: Brasil, Argentina, España, Francia, Alemania, Inglaterra, Portugal. Quizas hasta podemos incluir a Suecia, Bélgica y Uruguay.
Del otro lado (y yo estoy en ese grupo), tenemos a los que apuestan por el pequeño. ¿No seria excelente que alguien como Colombia gane el Mundial? ¿O Costa Rica? ¿Peru? ¿Qué tal Nigeria, Croacia o Polonia? ¿Qué tal Islandia? ¿Cuántos de ustedes no estaban felices de ver a Islandia meterle gol a Argentina o de ver al portero Islandes pararle el penal a Lionel Messi?
Le pregunté a uno de mis sobrinos a quien le iba y me dijo que a Japón. Yo ni sabía que Japón había clasificado.
Aparentemente él siempre le va a Japón.
Y es porque a todos nos gusta irle al mas pequeño. Porque todos nosotros somos el más pequeño.
Y si el más pequeño puede ganar el Mundial, entonces eso quiere decir que yo también puedo ganar en la vida.
La gente que escuchaba a Jesús en el Evangelio de hoy también eran los más pequeños. Creo que ellos entendían perfectamente lo que Jesús decía acerca del Reino de los Cielos. Ellos eran pobres y oprimidos. Y eran el Pueblo de Israel – no el pueblo más grande y poderoso. Israel era la nación más pequeña. Habían sido esclavos en Egipto y después fueron conquistados por los Babilonios y después los Asirios y ahora por los Romanos.
Pero ellos conocían bien la profecía de Ezequiel de la primera lectura de hoy. No importa quien tu crees es el más grande y poderoso, porque Dios decide quien es el más grande y poderoso. Y no es quien tu crees.
Pero Jesús también les está diciendo algo nuevo, porque el árbol de mostaza no es el árbol más grande ni más fuerte. No es como los majestuosos cedros que describe el profeta Ezequiel. Es más, nisiquiera es un árbol. Es un arbusto. La pequeña semilla de mostaza llegará un día a ser una gran planta – no la más grande y fuerte, pero una que los pájaros aman porque les da mucha protección para sus nidos.
Dios decide qué es grande y poderoso; que es lo que tiene valor.
Jesús también nos está diciendo otra cosa: El Reino de los Cielos no se trata de resultados, sino del camino. Se trata del trabajo y del crecimiento. Esto es dificl para mi porque yo soy muy enfocado a los resultados. Me gusta tener un plan y seguir un mapa claro.
Pero San Pablo les dice hoy a los Corintios que hay que caminar por fe no por vista. Eso quiere decir que tenemos que hacer nuestra parte, si; hacer lo necesario, y dejar que Dios haga el resto.
Tenemos que dejar que Dios esté en control.
Es un poco como ser padres de familia. Ser padre no se trata de tener hijos adultos – ese es el resultado. Ser padre es acerca del camino, del crecimiento, del trabajo.
Y a veces no estamos en control.
El verano pasado compramos unas flores – gladiolas creo, pero probablemenete las sembramos muy tarde y nunca crecieron. Los conejos y las ardillas probablemente las desenterraron y se las comieron. Lástima porque eran unas flores muy bonitas. Este año qué sorpresa nos dimos cuando de la nada, de la tierra salen estas plantas con hojas altas y grandes: ¡las gladiolas! No tuvimos que hacer nada; solo sembrarlas… Dios se encargó del resto.
Es por eso que Dios es EL PADRE. Dios es el Padre que siembra la semilla. El siembra la semilla y después le da lo que necesita y la protege para que crezca. Nosotros solo tenemos que no estorbar.
Este domingo, mientras celebramos a nuestros padres – este mes entero, mientras vemos todos esos partidos de fútbol, recordemos que Dios es EL PADRE. Recordemos que es El el que decide qué es grande y poderoso. Recordemos que tenemos que dejar de estorbar y dejarlo a El que tenga el control. Dejémoslo ser Padre. Caminemos por fe y no por vista.
¡Y quizas Islandia ganará el Mundial!